La opinión más larga que ha llegado hasta ahora sobre mi último libro DEMASIADA GENTE merece que salga en una entrada del blog. Es de LOLA, y su opinióbn es esta:
Demasiada gente
Además de demasiada gente, en Demasiada gente hay muchas otras cosas. Hasta en la rabia hay un acento de ternura. Hasta en la desesperación hay un momento eterno para la esperanza que llega a causar rabia al sentido contrario, al del perdón o la comprensión. Hay mucha maldad soterrada metida en los corazones de demasiada gente. Hay un desprecio total y rotundo al daño que conocen, que saben que van a ocasionar; hay una negación absoluta de la bondad y de la devoción que expresan y con la que comprometieron sus vidas; hay un insulto intolerable a la vida humana, a la más vulnerable de las vidas y de los sentimientos; hay un pecado de arrogancia y maldad al que se supone que deben dar guerra sin cuartel, pero al que ignoran deliberadamente porque todos los tipos de depravación se reúnen en estos seres abominables. Médicos, monjas, seglares santiguadores mentirosos y mezquinos que se ocultan tras la falsa apariencia del servidor de dios, del amante de los más honestos gestos de generosidad y humanidad que fuesen posible.
Y es posible que en ?Demasiada gente? haya demasiada gente buena, demasiada gente paciente, bien pensada, que aún a pesar de todo esté dispuesta a perdonar a tanta gente mala y despreciable.
Después de leer este libro de Manuel Machuca titulado ?Demasiada gente?, y una vez conocido su contenido, llegado hasta el fondo de sus vísceras, de sentirme extenuada con el dolor de las víctimas, arrebata de ira con el impudor e impunidad de los malhechores, se me ocurre pensar, independientemente del tema religioso o del que solemos darle con total rigor y generosidad a la profesionalidad de los médicos, qué papel ejercía la justicia en todo este asunto, y se me hiela la sangre al pensarlo. Qué triunvirato divino, qué mezquindad, cuanta vileza y qué tamaña impunidad en torno a este, como a otros temas. Lo que no se supo en su día ya ha prescrito y los culpables se hallan libres de culpa. ¿Y sus conciencias? ¿Dónde las guardan? ¿Las han tenido alguna vez? ¿Prescriben en términos humanos la escasez o ausencia de ellas? ¿Pueden vivir sin que les duela eso que dicen que Dios nos dio y que se llama alma?