La gentrificación es un proceso urbano por el que personas de un cierto nivel económico descubren un barrio en el que viven gentes pobres y que, a pesar de estar degradado y depreciado desde un punto de vista comercial, ofrece una buena relación calidad- precio para instalarse allí, aprovechando las oportunidades de compra. Suelen ser barrios cercanos al centro urbano, o próximos a las zonas más comerciales, que se reconvierten en zonas residenciales de lujo.
En la ciudad de Sevilla, en España en general, este proceso se ha hecho a lo bestia, siempre dentro de la más estricta legalidad, puesto que no se ha dudado en cambiar las leyes para que estos procesos sean rápidos e impunes. Pero ha tenido mucha más importancia en términos económicos en la ciudad hispalense puesto que, ayuna o escasa de emprendimiento económico, la especulación con el suelo ha sido desde siempre una de las más importantes fuentes de rendimiento económico para las clases potentadas, poco dadas al riesgo.
Barrios como San Bernardo o Triana no se entienden en la actualidad sin los procesos de gentrificación que se han dado a lo largo de los últimos sesenta años. Como dicen muchos habitantes del Polígono Sur, Triana ya no es Triana, y los antiguos moradores del Corral de las pistolas, la Cava de los gitanos u otras zonas del antiguo arrabal, pueblan hoy los suburbios y barrios marginales de la ciudad. A cambio de un piso en una torreta lejana, los especuladores podían construir edificios sobre los antiguos corrales y casas de vecinos para las clases medias incipientes resultantes del desarrollismo. Triana desde entonces, reside en el Polígono Sur. Y San Bernardo, ídem de lo mismo. Las Hermandades de esos barrios pueden corroborarlo.
En una ciudad de rentistas, estos procesos de especulación han sido históricos. No en vano, antes de éstos, esencialmente urbanos, se han realizado otros de recalificación de suelos agrícolas, como las huertas de Nervión de su marqués, o después, ya en democracia, en muchas haciendas olivareras del Aljarafe.
Las consecuencias sociales han sido catastróficas, pues la homogeneización de los barrios en cuanto a nivel socioeconómico se ha dado en todas las clases sociales, lo cual ha provocado fracturas importantes. Se han creado guetos en los que se ha atrincherado la delincuencia organizada, que ha utilizado a los pobres como destinatarios últimos del consumo y tráfico de droga, para así mantenerlos como mano de obra para sus fines.
Tres mil viajes al sur se inspira en la vida de personas que sufren las consecuencias de esos procesos de gentrificación, de su estigmatización por el resto de sus conciudadanos, poco conscientes de lo que ha ocurrido, muchos de los cuales se han beneficiado de dichos procesos y aun así, viven ajenos al dolor de personas a los que ignoran y sobre las que vierten sus prejuicios.
Los procesos sociales a los que hace referencia Tres mil viajes al sur no son exclusivos de Sevilla, ni de ninguna otra gran urbe, de ahí que no se nombre a ciudad o barrio alguno en la novela; pero sí que son especialmente graves en la capital de Andalucía por la economía que la sostiene desde hace siglos. Por ello, la desgracia de los habitantes de estos barrios es la desgracia de la ciudad en términos macros, una ciudad que vive de esa especulación y de rentabilizar turísticamente las grandezas de su pasado, grandezas muertas puesto que son de piedra, y sus fiestas populares.
A pesar de todo, los antiguos habitantes de los arrabales y sus descendientes resisten. Como herederos auténticos de la esencia de la cultura por la que es conocida Sevilla, han creado nuevas formas de resistencia, preservando lo auténtico de nuestras tradiciones y fusionándolas también con otras culturas. Porque la opresión produce nuevas formas artísticas y el Polígono Sur será para Sevilla lo que Harlem fue para Nueva York. Así que no pasarán muchos años hasta que autobuses turísticos recorran el barrio a la búsqueda de los Cotton Clubs sureños que transformaron de nuevo la cultura popular de la ciudad, a pesar de sus ciudadanos.
Espero que no te haya molestado esta entrada en el blog y que te invite a reflexionar. Siempre se puede beber agua, o pensar que si queremos hacer un mundo más justo, hay que empezar por hacer nuestro propio viaje al sur.
La foto se tomó de www.icebergbama.blogspot.com